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Comentario por juan ignacio arias anaya el mayo 8, 2018 a las 8:40am

Buen sitio para ensayos inéditos 

Saludos 

Ignacio 

Comentario por Maruja Rufes Soriano el mayo 4, 2018 a las 5:42pm

Pues  estamos encantados de que estés en el grupo, pero además, esperando leerte.Un abrazo, amiga.

Comentario por Friné Padilla el marzo 27, 2014 a las 3:45pm

Y EL SILENCIO SE HIZO

 

El lugar estaba inundado de personas, pero nadie lo miraba, se sentía rechazado, nadie lo escuchaba, se sentía ignorado. Sin embargo, cuando miró y escuchó con atención, se dio cuenta de que todos hablaban de él, lo recordaban, lo extrañaban, lo querían. Y el silencio lo llenó todo, hasta que no hubo más ruido. Todos sentían su muerte.

                                                                                        Friné Padilla R.

Comentario por Vino de Invierno el agosto 26, 2013 a las 6:32pm

El vendedor de escobas

Subía por la escalera interminable a un costado del ascensor de cerro Cordillera, pues éste permanecía fuera de servicio. Al llegar arriba vi a un viejo que vendía escobas. Con extrañeza miré que este viejo agitaba una de sus escobas en el aire, como queriendo golpear o atrapar algo con ella. Me fijé bien, palabras aladas volaban a su alrededor; algunas brillaban como diamantes, otras eran tan grises como hollín. Por más que intentaba atrapar las palabras estas se iban lejos con sus alas quien sabe donde. Ahí comprendí que al pobre viejo se le estaban escapando los sueños.

Comentario por LAfrontera el diciembre 29, 2012 a las 1:17pm

  En mi país a a los que se suicidan ahorcándose, los cuelgan dos veces.

  La persona cuando está cerca del suicidio tiende a descuidar su aspecto: barba de varios días, ropa no muy limpia...  LAfrontera: Todos estamos...., ebook en Amazon

Comentario por Rolando Ambrón Tolmo el septiembre 28, 2012 a las 1:29pm

Disculpen mi ignorancia, pero intento escribir un cuento y no sé cómo acceder. Muchas gracias.

Comentario por Nour Radjouh el septiembre 27, 2012 a las 10:15am

hola, saludos desde Argelia me encanta estos cuentos breves , muchas gracias 

Comentario por Giselle E. Mena el agosto 23, 2012 a las 7:07pm

"El delito es del sueño profundo que lo sumergió a algún limbo mudo. Ese sueño que te da solo después de ararle las nalgas a tu mujer y mientras te agitas, el sonido de la cuidad se acelera contigo y los grillos también copulan y escuchas a la noche abrir y cerrar las piernas y dentro de tantos sonidos, olvidas escuchar quien sería el amante"... (LEA EL CUENTO BREVE COMPLETO AQUI ---> http://www.creatividadinternacional.com/profiles/blogs/sonido-fugitivo

Comentario por larin_mp el abril 11, 2012 a las 10:40am

Un saludo a todos y espero que poco a poco pueda ir comentando. El ser novata es lo que tiene, hay que ir despacio. Un beso.  

Comentario por VICENTE MONTEMAYOR CANTU el marzo 19, 2012 a las 9:27am

MI VIDA YA NO ES RESPETABLE ENTRE CEBOLLAS

Para mi amiga Norma Mabrel Soria

Una querida amiga que tengo en España, del mismo lugar precisamente de donde era mi primo Ataulfo, se intereso generosamente en mi primer relato y me pidió que le contara el resto. A regañadientes la voy a complacer, porque la verdad es que mi vida fue respetable entre cebollas hasta el día en que conocí a Romualdo, mi técnico electrónico. Cuando regresó al día siguiente a reparar mi tele nos dimos cuenta que estábamos hechos el uno para el otro, la pasión entre nosotros estallo inmediatamente y antes de que te lo cuento ya estábamos en la cama. A partir de entonces continuamos viéndonos con mucha frecuencia, tres o cuatro veces por semana, sin que nos importara mucho la diferencia de edades, porque tener cuatro hijos se dice fácil, pero conlleva el paso del tiempo y yo le llevaba a mi Romualdo unos quince años. Todo resultó a las mis maravillas, hasta que un día nos sorprendió Hermenegildo, mi marido, con las manos en la masa, y el amasijo que encontró no resulto para nada de su agrado. Utilizando el viejo truco de decir que ya se iba, pero quedándose escondido en el closet, Hermenegildo presenció o presagió todo lo que estábamos haciendo Romualdo y yo. Cuando ya estábamos a punto del éxtasis y habíamos casi alcanzado la gloria, Hermenegildo surgió del closet portando una tremebunda pistola. Su aparición tan repentina nos lleno de pánico y ni Romualdo ni yo pudimos decir nada, completamente petrificados por el miedo. Para fortuna de todos, mi marido no tuvo las agallas para disparar, balbuceo dos o tres frases incoherentes y salió de la habitación completamente aturdido. Sobra decir que la demanda de divorcio llego más que inmediatamente y que, siguiendo  un procedimiento exprés muy de moda en Tijuana, Hermenegildo y yo nos encontramos pronto otra vez solteros y en edad de merecer. Bueno, eso es un decir, porque mi querido técnico en electrónica pronto se canso de mí, y seguramente también de mis ya inocultables arrugas, y sin decir adiós un día desapareció de mi lado. Por todo lo anterior mi vida dejo de ser respetable entre cebollas y, contrariando -lo sé- la opinión de la mayoría de mis parientes y amigos, de este y del otro lado del océano, a partir de entonces ingrese a este convento donde me encuentro enclaustrada pero feliz, porque me dice la Madre Superiora que hace muchos años por aquí anduvo Sor Juana Inés de la Cruz, la no por nada llamada Decima Musa,  así que no les extrañe si a partir de hoy me dedico a la literatura.

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