Veleidad obediente. 2

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A la mujer, en su día de homenaje 

Tres quintillas escribí
tu condición elogiando,
bella, amable y redentora,
te definía en mi canto,
que compuse para un grupo
en el que estaba estorbando
porque hacía competencia
a corazones baratos,
para hacerme abandonar,
sin perder fama de honrados,
de varios desconocidos,
me vi de pronto acosado,
quitó valor al poema
alguien en un comentario
diciendo que hasta halagando,
puede rozarse el maltrato
si se honraba demasiado
la igualdad menoscabando,
discutí con tal persona
buscando quedar a salvo
porque en mi pecho, no cabe
de la culpa el peso amargo,
no conseguí que me diera
un visto bueno plenario
y perturbó mi interior
y seguí con él luchando
porque lo que mi alma canta
no podría despreciarlo
porque es mi instinto profundo
y tengo que respetarlo
y arrepentirme de un verso
es salirme de lo humano,
ignoraba que eran bromas
de acosadores muy falsos
y me hicieron cavilar
para en todo refutarlos,
me decían que lo bello
no es de un sexo en solitario,
me acusaron de machista
y mi emoción condenaron,
dos decepciones profundas
por haber tu bien buscado,
no solo me censuraron,
también padecí el escarnio,
querían que pareciera
que era un total mentecato,
de mujeres y varones,
por igual fui refutado
y pasaron muchos meses
y aún del grupo era usuario
hasta que al fin comprendí
que ellos no quieren al lado
un talento muy brillante
ni un luchador muy osado
porque su fin es frustrar
la justicia que esperamos,
defienden a las mujeres
pero no, con las dos manos
y al fin sé que mis quintillas
son un sentimiento sano,
eres más dulce que el hombre
en un mundo de sensatos,
lo tienes en la raíz
de tu puro instinto innato,
no hace justos privilegios
ni menosprecios ufanos,
no es tu atractivo sexual,
es tu corazón templado.

©Luis Rafael García Lorente