Vidas escondidas

[Cristina de Jos´h]

El salón conservaba su olor de fruto seco un poco ácido, mezclado con con el de leña al ser quemada. Un rayo de luz que cabalgaba encima de la mesa, iluminó las manos de la mujer mientras manejaba los cubiertos y ronpía el pan para hacerse una tostada, acompañándolacon el primer café del día. su mirada se posó en el desorden vegetal, centelleante bajo la lluvía sin que el follaje permaneciera abierto de retoños. Inconscientemente se preguntó ¿qué iba  hacer en todo aquel largo día? Indefectiblemente su pensamiento volvió a su amante.Abrió sus ojos castaños con mirada de miel, un instante después se cerraron abatidos por el peso insoportable de la pérdida.

En un impulso, para borrar la nostalgia se levantó y reavivó el fuego de la chimenea ya casi apagado, aplastó sobre su frente el flequillo de cabello húmedo y se sentó en su lugar favorito. Comenzó a dibujar a lapiz algunos esbozos. Un largo y tembloroso suspiro se escapó de su diafragma como si tiviero dificultad para respirar, y con gran esfuerzo se centró en mostrar una actitud atenta  ante su dibujo, lo juzgaba, estiraba los brazos,ladeaba la cabeza y entornaba los ojos. Oía la lluvia, el crepitar del fuego murmurante. El reloj de la pared colocado cerca del techo dio una hora...y, pensó: <son las oho de la mañana, es sábado, aún puede llamar> Estudió nuevamente, lo contempló, luego pronunció_ es bonito pero resulta más que útil para llevarlo puesto_ obsesionada por la lluvia que la deprimía y presintiendo que se iba a centrar, tachó el dibujo y abandonó el lapiz

                (Este relato continuará)